Pese a su intenso olor, el Noni se consume en varias islas del Pacífico forma parte integrante de la dieta nativa, sea crudo o cocido. Las semillas también se emplean tostadas. De la raíz y la corteza se extraen tintes de color rojo, púrpura y amarillo.
Más rara que la apariencia y el olor del Noni es su larga historia de usos medicinales eficaces por los aborígenes. Los sanadores tradicionales polinesios empleaban todas las partes de la planta del Noni, flores, corteza, raíces y especialmente, el fruto para tratar problemas de salud que iban desde las aftas hasta el reumatismo. Las lombrices intestinales, fiebres y las infecciones de la piel eran algunas de las enfermedades más comunes tratadas con esta panacea polinesia.
En Asia y el Pacifico, las hojas, flores, frutos y corteza se emplean como tónicos, antipiréticos y des congestivos del tracto respiratorio.
En Occidente se comercializa como suplemento dietario para estos y otros usos, incluyendo aún el tratamiento del cáncer. El jugo tuvo efecto antioxidante que fue comparable con el producido por Vitamina C.
Una revisión semejante, efectuada en Suiza en 2006 por investigadores del Instituto de Biología Farmacéutica de la Universidad de Balacea, concluyó que aún no se cuenta con datos clínicos confiables sobre buena parte de los beneficios y las propiedades terapéuticas que se le atribuyen a la Morinda citrifolia.
Una revisión más reciente, efectuada en 2009, concluyó que la Morinda citrifolia tiene en su composición principios activos tales como la xeronina, que le confieren prometedoras propiedades fármaco-terapéuticas antioxidantes, analgésicas y sedantes.
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